Muchas fueron las horas dedicadas en las incontables jornadas de trabajo para recuperar las distintas áreas del vivero, pero una de las actividades más fuertes que requirieron la mayor inversión de fuerza de trabajo, fueron los labores de limpieza, recolección, y traslado de desechos sólidos acumulados por muchos años, entre los que se pudieron encontrar: botellas de licor, plásticos de refrescos, ropa vieja, muebles dañados, instrumentos y equipos de laboratorio en mal estado y gran cantidad de escombros, los cuales fueron acumulados en la entrada del portón del vivero.
En estas actividades de limpieza se invirtió mucho tiempo y recursos para la compra de refrigerios para la alimentación e hidratación de las personas que participaron en las jornadas voluntarias. Aunque muchos de esos desechos fueron usados para la elaboración de canteros, aún permanecen escombros que esperan y para ser sacados del vivero.
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